martes, 11 de diciembre de 2007

Desde La Cruz

Y los espinos se clavan en la carne,

Y la sangre huye por las sienes mezclada en hiel,

Y el madero cruje de dolor,

Y los clavos gritan por el desgarro

De la carne que ya no es carne,

Del espíritu que ya es Padre y es Hijo.

Tus ojos claman al cielo protector,

Mientras tus brazos se alzan pidiendo la muerte que

No es muerte y es Resurrección.

Nacimiento que bendice a la humanidad,

Nacimiento que lleva estrellas de oriente a occidente.

Humanidad de fe en llamas,

Fuego de almas errantes que no encuentran la paz.

La sangre se derrama sobre la estéril arena.

El dolor hiere en todos aquellos que contemplan,

El instante más cruel, de piedad, de lamento, de misericordia.

Sangre derramada para la unión de las civilizaciones,

Nacimiento, que convierte el gélido diciembre en oropel y seda.

Tu mensaje en esta era de alegre prosperidad,

Es convertido en Templo de mercaderes.

Padre, líbranos del mal. Por los siglos de los siglos....



Soledad Acedo.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

... Amén.

Magda Díaz Morales dijo...

¿Es tuyo el poema?

Un poema de fe, religioso, acorde paras los creyentes ahora que llega la navidad.

Hilvanes y Retales dijo...

HOla Magda, es mío. En realidad es un intento de crítica hacia la navidad comercial. No sé como estáis viviendo vosotros la navidad, pero aquí llevamos con ella más de un mes. Me refiero a que todo el mundo espera la navidad pero solo para consumir, gastar, comprar, ir de fiestas, y esas cosas. Y para esto no se necesitan dos meses de preparación.