lunes, 9 de abril de 2012

La Avería. Blanca Portillo



(Muy original el toque de los calcetines de Zorn, que los llevaba desparejados)...

He quedado con las ganas de leer la obra original de Friedrich Dürrenmatt. Estoy en su busca y captura, pero no encuentro existencias...

Llego al teatro a las 20:20 horas. Busco mi asiento mientras observo que las luces están apagadas y el escenario iluminado. Qué raro, pienso, normalmente es al revés la iluminación, hasta que empieza la obra ...

Observo al Juez podando el rosal y a Madamoiselle colocando copas y botellas de vino. Ambos, en un silencio roto únicamente por el trinar de pájaros, van y vienen con sus tareas preparatorias de una cena que, parece ser, es habitual entre un grupo de antiguos compañeros de trabajo: un juez, un abogado, un fiscal y un verdugo. Todos ellos jubilados, a su pesar, pues ellos aún creen poder aportar a la sociedad mucha de su experiencia acumulada. Y, por qué no decirlo, de su sabiduría.

"Siéntate y espera a que pase el tiempo, y verás como la vejez llega sola"; creo que fue el juez quien dijo estas palabras. 

Voy observando el decorado: una biblioteca donde hay un cuadro de Nietzsche,  cómo Pilet llega con el vino que selecciona para cada ocasión, hasta que el comerciante de textil, Alfredo Traps, sufre una avería en su coche.


La avería es una ocasión festejada por los comensales ya que les da la oportunidad de tener un invitado ... un invitado que se prestará a jugar con sus anfitriones, un juego que, para sorpresa de todos, tendrá un final inesperado.

La Avería tiene una moraleja, una enseñanza: durante toda la obra los personajes están filosofando sobre qué es la vida y qué es la justicia ya que un grupo de jubilados quiere aún pertenecer en activo en la sociedad a la cual un día había pertenecido y para ello, han inventado un juego donde ... imparten justicia... porque no todo lo que se consigue en esta vida se consigue de forma límpia ... y así, el comercial de textil, poco a poco, entre plato y plato y copa de vino, descubre, tras aceptar el reto del juego, que no es otro que declarse culpable de algún hecho ocurrido en su vida y por el cual será juzgado, sin quererlo porque él es inocence, descubre que no es tan inocente como creía y que su ambición y el odio hacia un jefe que no le reconocía, tuvo consecuencias ...

No es justo la exclusión social de personas perfectamente válidas, es, sin embargo ¿legítimo?. 

¿Debemos ser juzgados por acciones que se escapan de nuestro ámbito de acción y que producen resultados?

¿Estamos todos limpios de pecado? Quizá, si nos enfrentaramos a nuestras conciencias, no seríamos tan inocentes ...



Ante la imagen de la Justicia, este grupo de jubilados, tras juzgar, dicta sentencia y el veredicto es: CULPABLE. 




Impresionante todos los actores. No podría seleccionar. Reconozco mi predilección por Asier Etxeandia desde aquel minotauro en Medea. Y reconozco mi predilección por Blanca Portillo con su fuerza sobre el escenario, recuerdo su papel de Tiresias y cómo logro con sus 10 minutos de actuación dar vida a una obra que estaba ya terminando; comenzó a hablar y todos los espectadores pusimos rectas las espaldas alzando el cuello para escuchar mejor ...  reconozco la sopresa grata que ha supuesto la actuación de Daniel Grao.

Aquí arrancamos todos a aplaudir, como no podía ser de otro modo ... impresionante ...



Por cierto, donde aparece Emma Suarez, pongan a Blanca Portillo.

3 comentarios:

Príncipe de ArroyoLuche dijo...

No sé si ha sido estrenada ya en Madrid, ya me informaré, y si pasan otra vez por aquí, iré a verla.

Hilvanes y Retales dijo...

Por Madrid ya pasó la obra. Pero si volvieran, no dudes en ir. Ya sabes de mi debilidad por el teatro, pero en mi escasos conocimientos, creo saber conocer una buena obra, unos buenos actores...

Como dicen en la obra, no juzges, observa. Y cuando la obra o la interpretación no se adaptan a mi canon particular, callo.

Y cuando me gustan, elogio.

Y La Avería, por todo, por el decorado, la ambientación, la música, el canto de los pájaros y el de los actores, el incienso, esa original forma de comenzar que estaban en el escesario antes que las butacas ocupadas y aquellos que fuimos puntuales estuvimos observando en el silencio lo grande que es el teatro ... y por supuesto, la interpretación de todos los actores, hacen de la obra una obra memorable.

Aún estaría aplaudiendo si una semana despues siguieramos allí, de pie, rendidos ante la magia del teatro.

Por cierto, aprovecho este mi espacio para, por si alguien pasa y lee esto, lanzar una queja. En el teatro hay que levantarse para aplaudir SIEMPRE. Aunque la obra o lo que sea no te guste, hay que levantarse por respeto al trabajo de los actores.

Ayss... que bonito todo ...

Príncipe de ArroyoLuche dijo...

No Juzgues, observa
Me lo quedo como lema.