jueves, 7 de enero de 2010

Mi tío Antonio

No entiendo la extraña relación que se origina en mi mente, pero desde adolescente, tiendo a identificar a mi tío Antonio con Antonio Machado.

Acabo de recordar mi asociación mientrás hacia una apostilla a PrincipedeArroyoluche, a quien Vila-Matas no enlaza.

A mi tampoco, que conste.

Mi tío Antonio era un señor mayor. Vestía traje de chaqueta oscuro, bastón y sombrero. Al igual que Machado.

Siempre me preguntaba si mi tío hubiera tenido hijos, cómo habrían sido. Yo solo sabía imaginarmelos las personas más inteligentes del mundo.

Y muy serios, como su padre.

Mi tío Antonio, al igual que Machado, no tuvo hijos. Tampoco tenía hermanos. Pero sí tenía sobrinos.

Al menos estaba yo.

Estaba yo con mi inocencia infantil sentada en sus piernas, o cantando canciones que me inventaba para él y que tan pacientemente me consentía.

No recuerdo que me diera nunca dinero, ni chuches. Pero sí recuerdo el aprecio que siempre le tuve.

Y el cariño que en mis recuerdos perdura.

Mi tío Antonio posesía aquello que Machado cantaba a la encina: humildad.

Y con humildad aceptó que yo creciera y mi mundo cambiara. O que me lo cambiaran.

Sigo queriendo infinitamente a mi tío Antonio. Ese tío mío de la infancia, tan serio, tan humilde, que tanto se parecía a un poeta ...


3 comentarios:

Amador, poeta machadiano dijo...

No suelo salir de Manicomio para hacer comentarios en bitácoras, pero esto merece una excepción, el ArroyoLuche me ha animado a ello.
Le traigo estos célebres versos de Don Antonio:

Ni un seductor Mañara, ni un Bradomín he sido/
—ya conocéis mi torpe aliño indumentario—,
mas recibí la flecha que me asignó Cupido,
y amé cuanto ellas pueden tener de hospitalario.

Hay en mis venas gotas de sangre jacobina,
pero mi verso brota de manantial sereno;
y, más que un hombre al uso que sabe su doctrina,
soy, en el buen sentido de la palabra, bueno.

Retratode Antonio Machado, poeta bueno

Príncipe de ArroyoLuche dijo...

Seguro que tu tu tío Antonio fue, al igual que Machado, un hombre bueno, en el buen sentido de la palabra.
Este hombre, sevillano a la vez que castellano, además fue un buen poeta, un buen poeta bueno, por la hondura de su verso.
Se me ha escapado un loco de Manicomio, aquejado de literaturitis crónica, que ha venido a recitarle unos versos del autor de Soledades.

Amador, entre otros nombres, es el poeta de Manicomio.
A ver si con todos estos heterónimos don Enrique nos enlaza...

Hilvanes y Retales dijo...

(Me da que no...tamos tan pesaos qué...)

Pues no tengo fotos de mi tío Antonio, y me da una pena...