Los niños para que se coman el pescado, parece ser, las madres les pintan caras al lenguado. Esas madres que ya no saben cocinar cocido ni lentejas. Paradojas de la vida.
Presupongo que hemos olvidado subir las escaleras ya que cogemos el ascensor...
Nadie habrá dejado de observar que con frecuencia el suelo se pliega de manera tal que una parte sube en ángulo recto con el plano del suelo, y luego la parte siguiente se coloca paralela a este plano, para dar paso a una nueva perpendicular, conducta que se repite en espiral o en línea quebrada hasta alturas sumamente variables. Agachándose y poniendo la mano izquierda en una de las partes verticales, y la derecha en la horizontal correspondiente, se está en posesión momentánea de un peldaño o escalón. Cada uno de estos peldaños, formados como se ve por dos elementos, se situó un tanto más arriba y adelante que el anterior, principio que da sentido a la escalera, ya que cualquiera otra combinación producirá formas quizá más bellas o pintorescas, pero incapaces de trasladar de una planta baja a un primer piso.
Las escaleras se suben de frente, pues hacia atrás o de costado resultan particularmente incómodas. La actitud natural consiste en mantenerse de pie, los brazos colgando sin esfuerzo, la cabeza erguida aunque no tanto que los ojos dejen de ver los peldaños inmediatamente superiores al que se pisa, y respirando lenta y regularmente. Para subir una escalera se comienza por levantar esa parte del cuerpo situada a la derecha abajo, envuelta casi siempre en cuero o gamuza, y que salvo excepciones cabe exactamente en el escalón. Puesta en el primer peldaño dicha parte, que para abreviar llamaremos pie, se recoge la parte equivalente de la izquierda (también llamada pie, pero que no ha de confundirse con el pie antes citado), y llevándola a la altura del pie, se le hace seguir hasta colocarla en el segundo peldaño, con lo cual en éste descansará el pie, y en el primero descansará el pie. (Los primeros peldaños son siempre los más difíciles, hasta adquirir la coordinación necesaria. La coincidencia de nombre entre el pie y el pie hace difícil la explicación. Cuídese especialmente de no levantar al mismo tiempo el pie y el pie).
Llegando en esta forma al segundo peldaño, basta repetir alternadamente los movimientos hasta encontrarse con el final de la escalera. Se sale de ella fácilmente, con un ligero golpe de talón que la fija en su sitio, del que no se moverá hasta el momento del descenso.
Y ....
...... ojalá que llueve muchííííísooooooo!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! porque a mi me da igual que el ser humano no le guste la lluvia porque ha olvidado que para abrir el grifo tiene que llover.... y para ir a la piscina... y para ducharse todos los días... y para .... y para ..... y para despilfarrar el agua como o dilapidarla... ...
sí es una ópera pero también un libro.
COPIO:
Un grupo de guerreros griegos someten la próspera ciudad cretense de Cnosos, sustituyendo un pacífico matriarcado por una ley patriarcal y militar, e imponiendo el culto a sus dioses violentos para borrar el que la ciudad daba a la Diosa Madre, al ocio y a la embriaguez. Pero asombrosamente la ciudad se desdobla, y sus costumbres ancestrales sobreviven en la clandestinidad gracias a Europa, Pasífae y Ariadna, tres sacerdotisas que se suceden en la defensa y la transmisión de los valores de su cultura.
Poliido, un joven extranjero que finge ser adivino, se verá abocado a una misión cuyo significado no alcanza a imaginar: encontrar al heredero secreto de Europa y salvar a Cnosos de la destrucción.
Esto es mío: El libro se agradece por lo poco que se escribe, especialmente en España, sobre mitología. Pero solo eso.
Y luego decía Karl Marx que el arte griego no era tan perfecto como se presume y "que se debió más que a la libertad de los ciudadanos a la ingenuidad y pureza propia de unos niños que carecen de una Historia que los lastre y condicione".
¿Era por aquí?
¿Era por aquí?
¿O he perdido el camino?
Casi llego a lo alto de la cima
y aún la vislumbro un poco,
si vuelvo la cabeza,
serpeando allá abajo,
la veredita aquella
orlada de manzanos.
Tal vez era la mía.
Y las voces de antaño me despiertan.
Sopla un viento muy frío,
noto un poco de vértigo
y tengo que seguir
subiendo como pueda,
sin mirar para atrás.
Ya casi estoy llegando
a lo alto de la cima,
y me pregunto si era por aquí.
CArmeN MartÍn GaiTE
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