Ernesto Sábado así lo creía, era la vocación metafísica de la literatura contemporánea.
"Este descenso es un descenso al misterio primordial de la condición humana; y, dadas las características de la condición, un descenso a su propio infierno. Allí se plantean, inevitablemente, los grandes dilemas: ¿Por qué estamos hoy y aquí? ¿Qué hacemos, qué sentido tiene nuestro existir limitado y absurdo, en un insignificante rincón del espacio y del tiempo, rodeados por el infinito yla muerte? Hundidos en el precario rincón del universo que nos ha tocado en suerte, intentamos comunicarnos con otros fragmentos semejantes, pues la soledad de los espacios ilimitados nos aterra. A través de abismos insondables, tendemos temblorosos los puentes, nos transmitimos palabras sueltas y gritos significativos, gestos de esperanza o de desesperación".
¿Pero, no es acaso, esta vocación metafísica, la que ha acompañado siempre a la literatura? Qué es el destino fue uno de los grandes interrogantes de los clásicos griegos. Tal vez lo que caracteriza a la literatura contemporánea sea sentimiento de piedad hace el hombre y la posibilidad que éste tiene de poder decidir dentro de un margen que la nueva sociedad ha concedido de libertad.
2 comentarios:
Muy buenas, Apple:
Qué ganas tenía de volver a leerte.
En la metafísica encuentro un recurso muy interesante pero algo vago, en el sentido de que unas veces se apoya en bases poco sólidas, siendo incapaz de abandonar el cerco de la hipótesis. No cabe ninguna duda de que entraña un comienzo profundo en el conocimiento de las cosas, del hombre y del mundo, muy necesario como bien demuestra la historia de la filosofía y el desarrollo de la ciencia. Al fin y al cabo, tanto ciencia como filosofía comienzan su andadura haciendo preguntas, las mismas preguntas.
Al mencionar la literatura me has hecho recordar a Zola, el padre del naturalismo, en una época en la que la naciente psicología y los estudios científicos empezaron a ser tomadas en consideración y los escritores las aplicaron en sus obras. Fue toda una innovación.
Me alegro de haberte visto.
Un beso, desde la Enterprise.
Hipatía, cuánto me ha alegrado tu visita y especialmente este comentario que, como siempre, ilumina.
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