jueves, 26 de junio de 2008

Hilvanando

Juan Ramón Jiménez.

SETIEMBRE

¡SETIEMBRE! ¡Eres la primavera del otoño! Las primeras

brisas frías estremecen el malva de tus tardes vagas; tienes el

primer encanto de los cristales cerrados; tus árboles ostentan

las primeras hojas amarillas ... ¡Setiembre, eres como una her-

mana mayor de abril, como una mujer de treinta años, con el

pecho un poco blando y los ojos hondos, melancólicos, seria,

doliente ... eres el mes de las tardes, el lujo de las tardes, el en-

canto, el tesoro, la maravilla de las tardes! ¡No tienes la fresca

algarabía de las fuentes, sino el encanto del color sentimental,

de la paz triste, de las nostaljia infinita! ¡Setiembre, eres como

una frente pensativa ....!

BALADA DEL PRIMER AMOR

El primer amor es blanco. Como una estrella, como una flor

de almendro, como una almendra de leche, como una pie-

dra de arroyo, como el armiño, como los dientes de Natalia,

como la espuma, como el marfil de un piano nuevo, como

una muselina con luna, como una mano de ensueño ... como el

jazmín ...

EL AMOR, LA MUJER

(...)

Shakespeare le hace decir a su Rey Lear: verdaderamente es difícil concebir nada más bello, más perfecto, más gracioso, que la mujer bella de cintura arriba, con sus ojos, su frente, su corazón. De cintura arriba son la madre, la hermana, la hija, la amiga.

Difícil es concebir cosa más fea, más sosa, más perfectamente baja, que la mujer bella de cintura abajo, con la ceguera impersonal de su sexo, tan lejano a su frente. De cintura abajo son la prostituta, la querida.

La esposa es el difícil, el imposible equilibrio.

(...)

en el amor no nos satisface que la conciencia de la persona que amamos sea nuestra; queremos ser dueños de mucho más, casi de los imposible: de su instinto.

Elogio de la locura. Erasmo de Rótterdam.

Capítulo XVII

Sin embargo, habiendo el varón nacido para gobernar las cosas de la vida, era necesario darle, para compensar sus trabajos, un poco más de razón de la que en él se infundió, y habiéndoseme consultado el caso, como muchas otras veces, di un consejo digno de mí: que al lado del hombre se pusiera la mujer, animal loco e inepto si los hay, pero gentil y suave al mismo tiempo, que en la vida doméstica atenúa y endulza con su locura la melancolía y aspereza de la índole varonil. Ved que Platón, al dudar entre incluir a las mujeres en la categoría de los animales racionales o en la de los irracionales, no pretendió otra cosa que indicar la insigne locura de ese sexo.

Capítulo XXXII

... así tampoco es infeliz el hombre por ser loco, porque esta cualidad está en su propia naturaleza.

2 Notas

- Pues son las malas costumbres las que han dado lugar a las buenas leyes; como las enfermedades a la Medicina.

- Cocodrilites: un cocodrilo que ha robado un niño dice a su madre que se lo devolverá a condición de que ésta le explique su propósito con respecto al niño. “No me lo devolverás”, dice la madre. Y así es, puesto que el cocodrilo no se lo devuelve. La madre replica de nuevo” Devuélvemelo, porque he adivinado tu intención”. A lo cual el cocodrilo responde: “No, ya que si te lo devolviera no habrías dicho la verdad”.

De bartlebys... “ Se cuenta que, en Alejandría, el sabio Ptolomeo llegó a concebir una carta a “todos los soberanos y gobernantes de la tierra” en la que pensaba pedir que “no dudasen en enviarle” las obras de cualquier género de autores, “poetas o prosistas, rétores o sofistas, médicos y adivinos, historiadores y todos los demás”.

Libro del desasosiego “ Transeúntes eternos a través de nosotros mismos, no hay paisajes sino el paisaje que nosotros somos. Nada poseemos, porque ni siquiera nos poseemos a nosotros mismos. Nada tenemos porque nada somos. ¿Qué manos extenderé hacia qué universo? El universo no es mío: soy yo”.




1 comentario:

Príncipe de ArroyoLuche dijo...

"El universo no es mío: soy yo"
Eso que dice Pessoa me recuerda a un verso de José Hierro, poeta al que me siento tan afín porque parece que leyera lo que yo siento, Hierro es un poeta muy cercano:
"Me creía dueño del mundo/ y no era dueño de mí mismo".
Juan Ramón Jiménez, Rey Lear, Erasmo... Son tres elementos que tengo presentes, J.R.J. es para mí el más grande poeta, Rey Lear es lo que más me ha gustado de Shakespeare, por encima de Hamlet incluso, lo leí hace poco. Erasmo puede parecernos anacrónico, pero hay que leerle en su contexto, su libro sobre la locura recuerda a Los Sueños de Quevedo, es un tipo de literatura que se daba mucho por los siglos del Barroco y del Renacimiento.