martes, 14 de agosto de 2007

Una aproximación a Justine


Dejando a un lado la ciudad como escenario, retomo mis notas sobre el Cuarteto y aquí dejo estas últimas impresiones sobre mi visión acerca de Justine.

¿Por qué, nada más arrancar la novela, el narrador afirma contundentemente?

“La ciudad es la que debe ser juzgada, aunque seamos sus hijos quienes paguemos el precio” ***En esencia, ¿qué es esa ciudad, la nuestra? ¿Qué resume la palabra Alejandría? Evoco en seguida innumerables calles donde se arremolina el polvo. Hoy es de las moscas y los mendigos, y entre ambas especies de todo aquellos que llevan una existencia vicaria.

Cinco razas, cinco lenguas, una docena de religiones; el reflejo de cinco flotas en el agua grasienta, más allá de la escollera. Pero hay más de cinco sexos y sólo el griego del pueblo parece capaz de distinguirlos. La mercadería sexual al alcance de la mano es desconcertante por su variedad y profusión. Es imposible confundir a Alejandría con un lugar placentero. Los amantes simbólicos del mundo helénico son sustituidos por algo distinto, algo sutilmente andrógino, vuelto sobre sí mismo... Nessim dijo una vez que Alejandría es el más grande lagar del amor; escapan de él los enfermos, los solitarios, los profetas, es decir, todos los que han sido profundamente heridos en su sexo”.

Estas palabras iniciales del narrador parecen introducirnos, sin avisarnos, en el resto de la novela, de puntillas y en silencio me parece estar siendo testigo mudo de la Justine que fue y que ya no es:

- de aspecto andrógino es en algún lugar descrita,

- herida “en su sexo” podríamos entender que Justine también lo es pues fue violada;

- escapan de él los enfermos, los solitarios; Justine escapó de Alejandría estando enferma, tal vez, de sí misma, y luchando contra la soledad “Cuanto más la conocía, más imprevisible me resultaba; la única constante era esa lucha desesperada para franquear la barrera de su solipsismo”.

Decía en el anterior post, que los personajes parecen dejarse llevar, supongo que de ahí el ambiente que se respira y la descripción constante de una ciudad que parece no cambiar hasta tal punto que nunca es primavera; “por lo que a mí respecta, no soy ni feliz ni desdichado; vivo en suspenso como un cabello o una pluma en la amalgama nebulosa de mis recuerdos. He hablado de la inutilidad del arte, pero no he dicho la verdad sobre el consuelo que procura”.

Y buscando el consuelo y tal vez responder a las preguntas no contestadas, el narrador quiere que aquellos que una vez compartieron su vida “... vivan otra vez hasta alcanzar el punto en que el dolor se transmuta en arte”. ¿ Existe una relación directa entre el dolor y el sexo? “No hay dolor comparable al del amor a una mujer que nos ofrece su cuerpo y, sin embargo, es incapaz de darnos su verdadero ser, porque no sabe dónde está”. “sí, ésta es la más desdichada de las relaciones amorosas que puede mantener un ser humano, una relación agobiada por algo tan desgarrador como la tristeza que sigue al coito, que se aferra a todas las caricias y permanece como un sedimento de las claras aguas de un beso”. Porqué existe un paralelismo entre Justine y esas escenas desgarradoras que pueden acompañar al sexo? Se nos presenta una Justine que fue violada; nos la describe como esas “gatas gigantes devoradoras de hombres eran sus verdaderas hermanas”; la tragedia de su hija; la escena del burdel de donde es arrancada sin que terminemos de saber qué ocurrió: se buscaba a sí misma en un último intento de despojarse de la escena de su violación? Buscaba a su hija? Buscaba herirse para resucitar una vez más del dolor?. “No podía apropiarse del amor que tanto necesitaba, porque sus satisfacciones salían de los rincones crepusculares de una vida que ya no vivía”. Sin embargo, estas escenas desgarradoras se convierten en una melancolía profunda donde participa el lector comprendiendo la necesidad de derramar esas lágrimas que limpian y purifican de todo pesar.

Es Justine la propia Alejandría? Yo sigo pensando que sí, y así nos lo hacen saber los personajes “somos hijos de nuestro paisaje; nos dicta nuestra conducta e incluso nuestros pensamientos en la medida en que armonizamos con él. No concibo una identificación mejor” dice Baltasar, y yo no dudo en pensar en Justine. “La pobreza excluye y la riqueza aísla” y entre ambos mundos supo moverse con total naturalidad. “ en todas partes ando al acecho de una vida que valga la pena de ser vivida. Quizá si me muriera o me volviera loca, llegaría a encauzar todos esos sentimientos que no tienen salida ... Gozo trágicamente, y si mis amigos médicos necesitan una palabra complicada para describir la criatura sin corazón que parezco ser, se verán forzados a admitir que lo que me falta de corazón me sobra de alma. Y ahí está la raíz del mal”.

Quiero no olvidarme de hacer mención al primer protagonista, el verdadero de la historia que se escapa entre las piedras que componen El Cuarteto: El silencio. “¿Acaso no depende todo de nuestra manera de interpretar el silencio que nos rodea?”

El narrador pretender traer al presente un pasado ya muerto, en el intento, quizás, de resucitarse a sí mismo. (Ahorro detalles como el libro que está escribiendo Darley; la hija de Melissa; las muertes que se suceden (no hay vida sin muerte); que provoca más a Nessim, que sea Justine tenga una amante o que haya encontrado alguien que la provoco intelectualmente; el espejo que parece abrirse entre Justine y Melissa; no me gustaría ahorrar detalles rescatando la sensibilidad del autor (tengo el libro prácticamente destrozado de tanto subrayar y anotar))

Es necesaria una segunda lectura? Solo si no hemos disfrutado con determinadas escenas: “Recibí la brisa del puerto en mis mejillas barbudas como si fuera el beso de un viejo amigo” “los ojos violetas de Mnemjian derramaron lágrimas violetas” pero es que, como dice el narrador a Melissa cuando esta le pregunta que si se estaba enamorando; “no, es peor que eso”, porque hay días donde es fácil comprobar, al igual que uno de los personajes de Pursewarden, que, durante años uno tiene que resignarse al sentimiento de que la gente no se preocupa, lo que en verdad se llama preocuparse, por nuestra persona, un día, alarmados nos damos cuenta de que el que no se preocupa es Dios; no sólo no se preocupa, sino que le somos totalmente indiferentes.

Nos falta Clea y también Balthazar, pero ellos son personajes de la misma historia pero con páginas propias. También nos falta Scobie y el barbero ... o de la cábala y el frasquito de perfume que Darley guardaba y Melissa nunca supo; pero yo he querido traer a estas líneas el dolor de la ciudad y el dolor de Justine por encontrarse a sí misma.

... “no hay dolor comparable al de amar a una mujer que nos ofrece su cuerpo y, sin embargo, es incapaz de darnos su verdadero ser, porque no sabe dónde está”.

12 comentarios:

Hilvanes y Retales dijo...

Uberri, he encontrado un blog donde también comparan con Casablanca. Te doy la dirección?

Anónimo dijo...

Suerte en tu viaje por Alejandría! Además de Cavafis y Belisario (dadle un cobre, que un día derramó oro sobre vuestras calles!) me gustó como entorno de la Vieja Sirena de Sampedro.

Un saludo.

Anónimo dijo...

(Vale. Tengo una conexión a internet lentísima. Te estaba escribiendo esto...):

¡Qué presentación tan emotiva de esta novela!
Quisiera añadir un par de notas.
El tema de la pintura. Hay un cuidado artístico en las descripciones que me maravilla. El uso tan personal y efectivo de la adjetivación logra crear unos paisajes inolvidables. Me encantaron, por ejemplo, las descripciones que enmarcan la escena de la cacería de patos en el lago Mareotis.
Por otra parte, la continua meditación en la técnica novelista (lo que puede llamarse metanovela). De hecho, llego a pensar que todo el personaje de Pursewarden es un espejo-complemento de Darley, que permite continuar añadiendo elementos autobiográficos. Hay multitud de reflexiones sobre el arte novelístico.
Nada puede oponerse a la identificación de Justine con Alejandría: es la tesis moral del narrador: el paisaje hace al personaje.
Las citas que eliges para representar la fusión de sexo y dolor hablan por sí mismas. En el coito se produce una fusión y un abismo. Toda esta vena ensayística enriquece y adensa la novela.
Qué maestría en la presentación de los personajes secundarios. Todos bien caracterizados. Siempre consistentes. De cada uno puede surgir una novela corta.
Adentrarse en el Cuarteto es una experiencia que conmociona en muchos sentidos; pero en especial obliga a reexaminar la intensidad con que amamos.

Anónimo dijo...

Apple! Por lo que he leído en tu reseña de "Justine" -me ha gustado; se nota que te ha entusiasmado- Lawrence Durrell y su cuarteto son tan densos como me imaginaba. Ya te dije el otro día que lo único que de momento conozco de él es la imagen -poco generosa pero divertidísima- que su hermano pequeño Gerald Durrell da de él y de sus veranos en Corfú. Pero... ¿es tan barroco como parece por las citas?
No me olvido de tu encargo, amiga. Tengo que leer unas cosas antes pero estoy en ello. Espero que estés disfrutando del verano.
Besos

Anónimo dijo...

Te acabaré mareando con mis idas y venidas. Pero ayer dije una soberana tontería sobre la identidad de Darley con Pursewarden, y hoy toca rectificar (este estilo de sobreescribir lo escrito es muy durreliano…).
La cosa está en que Darley (el narrador) está destinado a menguar, y Pursewarden es el que va a ir creciendo.
El Cuarteto, si no es puramente una novela policíaca (tan del gusto inglés), lo es al menos de espionaje; lo malo es que está trufada de pensamientos, que despistan la intención novelística.
Que es casi una novela de género se demuestra por cómo se va desenredando la trama. En Balthazar asistimos al noviazgo de Nessim y Justine; pero es que en Mountolive descendemos a los antecedentes primeros. Cada vez se van descubriendo nuevos ingredientes (hilos) de la trama hábilmente enredados.
Y los golpes de efecto son a veces tremendos: como cuando Justine ridiculiza su violación.
En fin. ¿Sabes dónde está ahora mi principal interés?
¡En su dimensión de novela política sobre el imperio británico! (Bromeo…).

Hilvanes y Retales dijo...

Ceci; no es barroco como parece, para nada. TE gustará. Eso sí, procura que la traducción sea la de Aurora Bernárdez.

Hilvanes y Retales dijo...

Ube, "Adentrarse en el Cuarteto es una experiencia que conmociona en muchos sentidos; pero en especial obliga a reexaminar la intensidad con que amamo": a mi, además, me hace meditar sobre la relación con la ciudad donde vivimos; si es perfecta o imperfecta; cuánto nos influye su arquitectura, su paisaje, el resto de personas que la habitan.

Esto que apuntas de Pursewaden es curioso, ¿Cómo vas con Balthazar?. Fíjate que Balthazar opina que Justine utilizaba a Darley para poder estar con Pursewaden. Y yo ahora tengo la siguiente duda: Nessim no sabía (o parecía no saber, porque luego llega Melissa y ya sabes) quién era en realidad el amante de Justine. Con la muerte de Capodistria, ¿Sería Nessim el autor como luego se apunta en Balthazar en un intento de rescatar a Justine de ese abismo en el que parece sumida para obtener su amor? Estos dos personajes parecen reflejarse también: ambos escriben - ambos aman a Justien. Darle escribe y pasa desapercibido su trabajo (hasta ahora) Puserwaden escribe y un escritor renonbrado. Darley es amante notorio. Pursewaden lo es en el silencio.

Hilvanes y Retales dijo...

NO creo que sea ninguna tontería esto último que apuntas, ya sabes que ahora viene la primera guerra mundial, con lo cual esta dimensión que apuntas de novela política el imperio británico es muy posible.

Hilvanes y Retales dijo...

Bienvenido a mi cuarto de costura, Cluje. Belisario, lo leí, fascinante como siempre es Graves. Recuerdo con dolor este libro. Curioso, no todas las ciudades pueden ser lienzo para retrato.

Anónimo dijo...

Me he liado hasta el fondo y voy por la mitad de Mountolive. Ahora estoy con la revelación de la verdadera relación entre Nessim y Justine. No puedo decirte nada porque cada vez es más una novela de suspense.
Balthazar no desentraña todos los hilos. No sé si aguantarás el tirón sin tirar el Cuarteto por la ventana (por ejemplo, sobre la relación entre Darley y Pursewarden, te queda la relación de Pursewarden con M...). Pero he dicho que no te descubriría nada...
Al menos sí puedo decirte que ese giro de Balthazar hacia la familia de Nessim va a más... Naruz y Leila son personajes principales.

Hilvanes y Retales dijo...

Uff, está que arde el tema... ya voy viendo que Naruz y Leila tienen papel de peso sí...por la ventana, no creo, pero tirarme yo por ella, tal vez. Estoy poseída por el cuarteto...además, ya habrás visto que este libro es al revés de todos. Parece haber empezado Justine por el final en lugar de por el principio y conforme se avanza en la lectura vemos que somos más ignorantes página tras página, aquí apostillo el tema de Capodistria y su dentista..., es como si fuera una película al revés contada. no crees?

Anónimo dijo...

Sí, Hilvanes, pero no hay que abusar de los efectos. En Justine no podíamos saber que Da Capo tenía una dentadura perfecta...
El problema es que la verosimilitud de los personajes no puede estirarse hasta el límite.
Y ahora lo digo por Justine y Nessim, lo que es grave. Pero no puedo entrar en detalles sin estropearte la novela. Estoy empezando el capítulo xiii de Mountolive.