lunes, 6 de agosto de 2007

Justine. El cuarteto de Alejandría. INTRODUCCIÓN


Llego a la conclusión de que si Madrid no lo concibo sin Galdós, Turquía sin Pamuk, París sin Proust, Lisboa sin Pessoa; Alejandría no la podré ya concebir sin Durrell.

Durrell me era desconocido hasta fechas recientes y ahora, curiosamente, le asocio a Cavafis. Parece que Alejandría atrapa al escritor y no el escritor a su ciudad.

Lo más cerca que he estado nunca de Alejandría fue leyendo El Conde Belisario. Era otra época, la Alejandría de Justiniano, donde las luchas por hacerse con el poder se mezclaban con el cristianismo; la invasión de Egipto...

Durrell pertenece a la otra clase de escritores, a esos que pasan a la historia destacando por su personalidad; por la belleza de su obra. El cuarteto de Alejandría responde a una finalidad que se propone el autor, llevar a la literatura, al papel, la teoría de la relatividad de Einstein. Y de esta forma El Cuarteto es un conjunto espacio-tiempo que queda cerrado con el cuarto volumen, sin necesidad de leerlos seguidamente. Hay libertad para elegir el primero y cual queremos que sea el último que cierre la tetralogía.

Yo he empezado por Justine.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola, Apple! Hacía tiempo que no actualizabas tu taller de costura. Supongo que has estado liada. No he leído aún a Lawrence Durrell. Lo único que conozco de él es la caricatura que su hermano Gerald hace de él en las memorias de las vacaciones familiares en Corfú, ya sabes, "Mi familia y otros animales". De todos modos, "El cuarteto..." parece una buena opción para el próximo verano -éste me temo que ya está ocupado-.
Por cierto, mejor tetralogía (je, je)
Cuidate. Besos

Hilvanes y Retales dijo...

Hayss, me estoy riendo...ahyss Dios mío ... lo mío es lo más parecido a estar en misa y estar repicando...por cierto, le he lanzado una propuesta a Rubentxo. Espero que te unas. Se trata de hacer un especial sobre el escritor que idolatremos. El de Rubén sería MAx Aub, el mío Unamuno. Tú te podías unir con Salinger. Espero que os guste la idea. Ya me contaréis.

Anónimo dijo...

Me parece una buena idea, Apple (o Hilvanes, como prefieras), aunque tendré qué pensar qué decir sobre el excéntrico J. D. Salinger sin repetirme demasiado. Pero algo saldrá, sin duda. Mira, una excusa más para releer "Levantad, carpinteros...", o quizá "Franny y Zooey". De todos modos, dadme un poco de margen, ¿de acuerdo? Porque ahora mismo tengo que ponerme con Bellow y su "Herzog" -un compromiso previo con la reina de las nieves-. Besos

Anónimo dijo...

Siempre he querido leer esta Tetralogía. Pero más que ésta, o mnás bien ésta y las Cartas Durrell-Miller, espero poder hacerlo cuando las encuentre, no he logrado hallarlas.

Muchos saludos

Anónimo dijo...

Vale, Soledad. Yo me comprometo a caminar el “espacio” de Justine. Solo eso. Y además te doy el poder de despedirme en cuanto quieras. (Porque en el mundo virtual es fácil equivocar el tono).
Me gusta tu primer post (casi te iba a pedir que pusieras un “de” después de “conclusión”, pero evitaré caer en esta deformación profesional de corregir posts ajenos). Me gusta y me anima.
Yo diría que la Alejandría de Durrell ha quedado fijada en su novela y tal vez sería inútil visitarla viajando a Egipto. Igual que el Madrid de Galdós es mejor visitarlo en Fortunata y Jacinta (aunque eso no quita poder darse un garbeo por el Madrid castizo). Pero es cierto que una ciudad necesita su mitología.
De hecho, Alejandría (o la civilización sincrética que se esconde bajo ese nombre) es temáticamente la clave de la novela: “la ciudad es la que debe ser juzgada”, anuncia el narrador desde el mismo comienzo. Y en la nota previa ha dicho: “sólo la ciudad es real” frente a los personajes ficticios.
La novela Justine se sustenta, pues, sobre una tesis moral; pero ¿hasta qué punto el lector debe compartir esa tesis?
(Por ejemplo, yo me distancio de tomar demasiado en serio esa analogía entre las cuatro novelas y el espacio-tiempo. Es cierto que Durrell quiere crear “a word continuum”, pero ¿qué significa eso?…).

El Alde dijo...

Hola Hola Liebre. Recuerdo que te interesaba hacer una lectura compartida. Pues bien, mi amigo Javier Munguía y yo vamos a hacer una de "Intimidad" de Kureishi. ¿Te apuntas? Yo iré a reservar el libro mañana. En principio no sería inmediato y tendríamos que acordar una fecha. Así que ya sabes, si te interesa, dímelo.

Un saludote!

Hilvanes y Retales dijo...

Ube, hasta que no complete la tetralogía no podré dar forma y sentido a lo del espacio-tiempo. Esto lo sé por indagar sobre la obra, como puedo saber que Durrell nació en la India y era de padres ingleses.

HOla Apostillas; Gracias por venir. Creo que está descatalogado el libro. El libro que sí siguen publicando es el de la correspondencia entre Anäis y Miller. Es una pena ver como algunos libros desaparecen.

Alde, manos a la obra!!!!

pies diminutos dijo...

Hilvanes, había tenido alguna vez alguno de los libros de Durrell por las manos, pero no me había atrevido a lanzarme a leerlos, visto tu blog, me siento muy predispuesta a ello, ¿me aconsejas entonces El cuarteto de Alejandría?

Hilvanes y Retales dijo...

Encarecidamente! Reconozco que entré en el libro pensando que no era el momento oportuno para leerle. Yo creo que todos los libros tienen un momento y si erramos, la lectura se echa a perder. Sin embargo, cuando iba por la mitad, me di cuenta que tendría que volver a comenzarlo para disfrutar del libro en toda su inmensidad. Pensé intercalarlo con otros libros por aquello del reposo, pero ha sido imposible. Estoy intrigada con el resto.

Te animo a leerlo y que participes con Uberri y conmigo en la toma de notas.

Besos Mil