martes, 28 de agosto de 2007

De cómo un cuarteto se convierte en una de espías ... o tal vez no


La actual Alejandría, dicen, parece haber olvidado todos los papeles que ha jugado en la Historia. El faro de Alejandría fue una de las Siete Maravillas de la Antigüedad, alguien recuerda su ínclita biblioteca? En un anterior post dejé la fotografía de la actual biblioteca que pretende ser reflejo de lo que fue en el pasado. Y qué fue de su fundador, Alejandro Magno?

En España también tenemos claros ejemplos de ciudades donde la cultura llegó a lo más alto y prácticamente no se conserva nada, V.Gr. Córdoba.

Curiosamente, conforme avanzo en la lectura del Cuarteto, mi visión sobre la obra va cambiando. La ciudad, siempre inmutable, escenario silencioso de la historia y vida de los personajes, guarda celosamente la verdad sobre todos sus habitantes. Darley, el narrador, paradójicamente, es quien menos sabe de todos. Hasta el momento.... Pero hasta aquí puedo leer. Porque el Cuarteto de Alejandría hay que leerlo. Y digo hasta aquí puedo leer, porque llegados a este punto, si entro en la trama espachurro los cuatro libros y no podréis ir disfrutando con cada uno de ellos de sus sorpresas; de las distintas visiones que cada uno va aportando a la historia; a las vidas de los demás, como partes incompletas por sí solas que forman un todo cuando forman el círculo que compone el cuarteto.

“Vivimos- escribe Pursewarden- vidas que se basan en una selección de hechos imaginarios. Nuestra visión de la realidad está condicionada por nuestra posición en el espacio y en el tiempo, no por nuestra posición en el espacio y en el tiempo, no por nuestra personalidad, como nos complacemos en creer. Por eso toda interpretación de la realidad se funda en una posición única. Dos paso al este o al oeste, y todo el cuadro cambia”.

Cuando lleguéis a Mountolive, no olvidéis leer algo sobre la historia de Oriente Medio en los alrededores de 1945.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hilvanes, con tu permiso te contesto en mi blog.
He estado unos días fuera; eso explica el retraso.
Un beso.