He quedado como Rosa Regás tras dedicar una noche entera a leer El hacedor de J.L. Borges. Sin embargo, mi estado no es el del cansancio y el sonambulismo, sino el de la embriaguez, el mismo estado tras escuchar recitar a Andrés Neuman.
Seix Barral acaba de publicar:
Verdaderamente que es un arte el de dejar las cosas a medias.
¿Con cual de los textos quedarme? Con todos. Por sus páginas pasean Pessoa, Navokov, Magris, el suicidio, el alma y la probabilidad de que piensen en ella los bañistas aún a pesar de su vulgaridad, Dalí a través de una entrevista realizada por el autor, el último cigarrillo negado a Svevo, y como no, Ulises.
Entrañable el artículo de Bioy Casares.
En realidad, El viajero más lento es una reedición. Una reedición ampliada. Ampliada y no cerrada.
"Sobre si he salido bien librado de esta primera faena, de esta primera indagación a fondo sobre mí mismo, la palabra la tienes ahora tú, querido lector. ¿Oíste hablar de aquellos que educan, con el rancio estilo de los viajeros más lentos, a sus lectores? Ojalá un día seas tú mi mejor obra. En eso trabajo. Y por eso a veces, como hoy, no puedo evitarlo. Me veo ya en la puerta de tu casa. Tengo un libro, Suicidios ejemplares, en la mano.
- ¿Se puede pasar?
Tú te lo piensas.
- Me jugué la vida- te digo-. Pero el libro no es perfecto. Y es que, como decía Fulkener, si un escritor realizar la obra perfecta, sólo le quedaría el suicidio."
En espera de la lectura de Una vida absolutamente maravillosa, releeremos o volvermos a leer, porque, como dice Italo Calvino, los clásicos da igual que se lean por primera vez o por tercera, porque toda relectura es un descubrimiento como la primera.
Ya sé, Vila-Matas no es un clásico. Al menos de momento.
2 comentarios:
Tengo desde siempre pendiente a Vila-Matas. Algo leí que no me gustó y, pasado el tiempo, me echo la culpa. Volveré a hincarle el diente.
El Hacedor de Borges es maravilloso.
Salud y buenos alimentos.
Tiene buena pinta.
Aunque yo domino el arte de no terminar nada, sin embargo, los libros de Enrique Vila-Matas sí los termino, y hay años que a pares, tan interesante me parece la obra de este señor.
De Borges hace años que no leo nada, aunque he de confesar que me tienta la idea de pasar una noche en blanco leyéndole, al igual que hiciera una noche de verano con El caballero de Olmedo, de Lope, y con los relatos que conforman El Conde Lucanor, del infante Don Juan Manuel.
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