viernes, 26 de marzo de 2010

Los libros que me salvaron del suicidio cotidiano

Decía Sabina que la lectura le salva del suicido cotidiano. A mi también. Pero hubo una época donde fue una verdadera salvación. Y hasta llevaba anotada la frase de Sabina entre mis cuadernos. A fuego. La adolescencia es una etapa de transición, quizás sea en esta etapa donde se define cómo será el adulto que llegaremos a ser.

Cuando miro atrás, y me veo, veo que no soy tan distinta de cómo era, pero no hay nada igual.

Este post, es la continuación de los libros de lectura del colegio y a colación de la cadena que Literaturitis Crónica y yo, estamos hilvanando.

Junto a Cien años de soledad, estaban aquellos libros que mi prima me regaló: el Señor de los Anillos; El laberinto de las aceitunas; El maestro de esgrima y la Casa de los espíritus. Mis lecturas favoritas, durante el instituto, fueron, sin lugar a dudas, la fantástica y el realismo mágico. En COU, entre las lecturas obligatorias, estuvo Sobre héroes y tumbas. El realismo mágico me resultaba necesario, imprescindible.

La mágia del Realismo Mágico llegó con Cien años de soledad. Aquel libro de pastas duras, con fondo blanco, que yo veía en casa y que un día me senté a leer, me atrapó. LLoré con El amor en los tiempos del cólera, recomendación del Profesor Levy. Pero esto fue ya en la Facultad.

Isabel Allende, más allá de la Casa de los espíritus, no me gustó. Supongo que la causa fue los paralelismo que encontraba con Cien años de soledad. 

Junto a la lista de lecturas de Literatura, se amontonaban mis lecturas particulares. El profesor de Informática leyó el mismo verano que yo El señor de los anillos. "Tienes que leer el Hobbit" "Ese libro es el que esto leyendo ahora". Y ahí crecío una admiración mutua.

El árbol de la ciencia lo leí tres veces: la segunda fue por lectura obligatoria y la tercera por gusto. Con Marianela lloré, lloré, lloré...y descubrí la injusticia del amor y la del ser humano. Sin embargo, no entendía muy bien a La Regenta...serían las neuras de los 17 años ...

En filosofía, en 3º, el profesor sustituyo, nos obligó a leer el Barón Rampante. No había que hacer trabajo, teníamos que debatir con él sobre el libro, de forma individual. Conmigo debatío paseando por el patio del instituto. Bohemio total. 

Aún hoy sigo regalando este libro. Cósimo y sus amores contrariados por Violante, su particular forma de revelarse contra la familia, contra el mundo...en cierta forma me sentía identificada con él...con esa necesidad de gritar cuando algo es injusto...pero no podemos controlar lo ajeno...

Sin embargo, El Conde belisario me marco de forma negativa. A pesar que la historia  era el otro de mis géneros favorito. Yo Claudio; Juliano, el apóstata; Laureles de ceniza; El médico de Córdoba, etc...

"Lee todo cuanto caiga en tus manos, especialmente la historia", fue una recomendación en una película de sobremesa...

La colmena estaba entre mis favoritos, el ambiente de cafetería donde todos pasaban hambre, penas, y sin embargo, no faltaba el café en buena compañía. Esa vieja costumbre tan sana y tan sabia...

En la ferias del libros, año tras año, fui comprando todo lo que se publicaba en España. También fui leyendo todo lo que escribía Eduardo Mendoza. Mi prima siempre una mujer inteligente. El sexo de los ángeles me lo regaló mi amigo J.M., entonces nos llamaba mucho la atención Terenci Moix, era un enigma para nosotros.

Hay libros cuyo título no recuerdo, como aquel que era una biografía de un director de cine y su mujer, creo que aquella historia de amor fue convertida en película.

Cómo olvidar Kafka y su metamorfosis...el otro día alguien lo mencionó, pero despectivamente...yo tan vehemente como soy, salí a la defensiva..."ese hombre que un findesemana es un bicho apestoso..."cerró graciosamente el tema mi apreciado J. sabio y lector donde los haya...

El periodista deportivo, no fue el momento.

Y llegaron mis grandes amores: Unamuno y Valle: ¡Cómo disfruté con San Manuel Bueno Martir y con Luces de Bohemia!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! 

Nos aficionamos a la poesía en COU, cuando llegamos a la Generación del ´27. Tenía un libro sobre la generación, lleno de notas, había subrayado versos, ..., pero no encuentro el libro. Siempre he vuelto a este libro, como si fuera un lugar de retiro espiritual. Cuando me acuerdo de este periódo, es como si embarga en el ambiente un olor a primavera, a flores de almendro, a mimosas...

Necesitaba leer sobretodas las cosas. No había biblioteca en el pueblo. Y en el pueblo con biblioteca más cercana no podías tener el carné por no tener allí una dirección...ahorraba todo el dinero que podía para comprar libros. Incluso, cuando salíamos, echaba mis cuentas y había días no pedía nada para poder ahorrar.

Y así empecé a comprar en Círculo de Lectores. Con el dinero que ahorraba del findesemana.

La primera vez que leí Rayuela, fue un préstamo de J.M. Tengo un libro, me dijo un día, que se puede leer del derecho y del revés...es de Julio Cortazar...cuando quieras te lo dejo...entonces nos dejábamos los libros...me llevo tres...tengo tuyo dos...anótame... me has anotado?

Un día fue gracioso. Le digo que yo no anoto aquellos libros que él se llevaba. No me hace falta. Sé que me los vas a devolver. Y cuando él cogió un libro, cayó al suelo una ficha. La coge, me llama...que menos mal que no lo anotas...

No recuerdo haber reído tanto y tan gusto desde entonces...desde que ya no veo a J.M. Fue, junto con mis lecturas, lo mejor que pudo haberme pasado...echo de menos aquellos paseos donde hablábamos de nuestras lecturas, de nuestros anhelos, del futuro, del presente...

Y sin embargo, cuando la cosa iba floja, no eran por mis lecturas ... sino por ellos !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!





6 comentarios:

Príncipe de ArroyoLuche dijo...

Podría demorarme en cada línea, y hacer un comentario de cada experiencia.
Son muchas las impresiones que se me vienen en la lectura de este post.
Muchos de estos libros he leído, la mayoría quizá.
Llevo tiempo meditando mi próximo capítulo: los libros de la universidad, o cuando un deseo de la infancia se realizó.
Esperemos a ver qué tal evolucionan mis narices, mis pobres, doloridas, enrojecidas narices, por culpa de la alergia, menos mal que la loratadina ha hecho algo de efecto.
Y yendo al artículo tuyo, hay algo muy cierto en esa máxima, y miremos su sentido desde la ausencia: que un día sin lectura, de esos días en el que uno pierde el tiempo en vanas ensoñaciones y televisiones vagas, es un día muerto, un grano de oro que se ha perdido, de esos granos que junto con otros hacen la gran montaña de la sabiduría.

Príncipe de ArroyoLuche dijo...

Y sobre los chicos de la tienda de mascotaas (pet shop boys), el disco lo teníamos en vinilo, en casa, y esa canción ya me barnizaba el sentimiento con su brillo.

Hilvanes y Retales dijo...

Tome evastel, para la alergia primaveral es fantástico...he olvidado muchos, de las lecturas obligatorias y de las voluntarias...luego recordaba cuando mis compañeros de otros cursos hablaban de Entre visillos, y yo con curiosidad sobre aquella tal Martín Gaite, que tenia embobados a algunos de sus lectores, ..., la Celestina, como usted apunta, obra modernísima; y misteriosisima que aún no está claro si los versos acrósticos son reales o verdaderos...seguiremos recordando...

Príncipe de ArroyoLuche dijo...

Cuando escriba sobre los libros de la uiversidad hablaré sobre los versos acrósticos.
Yo, empecé en serio con esto de la poesía con los acrósticos.
Y, los genuinos U2, fueron quizá los más grandes allá, en esos tiempos.

Maria dijo...

Tu post me ha traido muchos recuerdos de mi juventud, me he sentido bastante identificada. En mi caso antes del Circulo de Lectores fuí de Disco Libro,que luego creo que se fusionaron. Comparto tu admiración por García Márquez, hice mia una frase que dijo Manuel Vicent, "¿Qué es la vida?. La vida es lo que te queda después de haber leído Cien años de soledad". Recuerdo también con cariño los libros de José Luis Sampedro, Octubre, octubre. Y también los primeros de Millás y algunos premios Planeta, Carmen Laforet y su Nada y Merce Rodoreda. Enfin, tantos libros, tantas sensaciones. Un saludo y enhorabuena por tu blog.

Hilvanes y Retales dijo...

Hola María; Carmen Laforet: también estuvo con su Nada, primer premio del Nadal...cuando terminé de leerlo tenía la sensación de haber sido el primer libro que leía que tuviera un final feliz. A Rododera no llegué a leer, pero sí a Chacel. Marguerite yourcenar y El amante. La tía Julia y el escribidor de Vargas Llosa, ..., en fin...fue una época de descubrimientos literarios, que después también, pero sin esa curiosidad y perplejidad de lo nuevo, de ese camino que vamos andando y sin saber qué puede haber tras el rocodo y su árbol ...

Gracias por venir ... y aportar...