100.000 euros V.Gr. _____________________ 200 páginas
150.000 euros V.Gr. _____________________ 300 páginas
450.000 euros V.Gr. _____________________ 800 páginas
Ayer fui, como tantos otros lectores del Tío Enrique (nosostros, Literaturitis Crónica y este hilván, lo consideramos, aunque no nos enlaza, como tío nuestro) a comprar Dublinesca.
A mí que Vila-Matas publique en Seix Barral no me importa. Eso no me interesa.
A mi solo me interesa la literatura.
“Cualquier crisis es sólo, en el fondo, la proyección de nuestra angustia existencial. Quizás nuestro único privilegio sea simplemente estar vivos y saber que vamos a morir todos juntos o por separado. En fin, piensa Samuel Riba, lo apocalíptico tiene un barniz novelesco espléndido, pero no hay que tomárselo muy en serio, porque en realidad, si lo miro bien, lo que me ofrece es la alegre, rotunda y feliz paradoja de un funeral en Dublín por la era de la imprenta, es decir, me ofrece aquello de lo que más necesitado ando en los últimos tiempos: tener algo que hacer en el futuro”
fragmento de Dublinesca, novela de Vila-Matas
Me llama la atención que no encuentro el libro entre las novedades. Doy dos veces la vuelta a los expositores. Habré confundido la fecha de publicación, pienso.
Me acerco al estante de Seix Barral en un último intento de desesperación, puesto que, cuando quiero un libro, lo quiero hasta la desesperación.
Voy leyendo los lomos, destacan sobre todos Isaac Rosa.
Triste. Solitario. Abandonado.
Esa sensación tuve al ver que estaba allí Dublinesca.
Cogo el libro y miro alrededor: Todo estaba lleno de estand con carteles. Me acerco por curiosidad. Sobretodo por el grosor que observaba en los libros.
- Debe de ser LA TRILOGÍA, La de Milenium, claro. Que han reeditado y esta vez en un único tomo.
Eran libros españoles. Eso que ganamos oiga.
Julia Navarro, que el sábado o domingo tuvo entrevista en la radio y Matilde Asensi, que afirmaba en prensa que no se volvía de Inglaterra hasta que hablara en Inglés.
No sé cuántas páginas tienen sendos libros. Lo menos 1.000 páginas, o que el papel es de todas las micras habidas.
El de Vila-Matas, no debe pasar de las 200 páginas.
Y allí estaba, triste, solitario. Sin marketing ni publicidad. Y sin que me regalaran ningún aledaño como con el último libro de Pérez Reverte.
¿Se escriben libros de 800 páginas por amor a la literatura? ¿o es por encargo?
La apuesta del marketing, creo que hace daño a los escritores...al menos, en estos casos...
Yo, Vila-Matas.
Aquí unos apuntes del escritor:
Y aquí, Dublín:
3 comentarios:
Libros como El Quijote nos parecían que tenían demasiadas páginas. Y eso que esta novela es en realidad dos novelas, compuestas tras muchos años de caminos y forzados trabajos.
Y ahora raro es el best-seller que no supera las quinientas páginas. Y hay autores que no escatiman en tiempo y te sacan uno cada dos años, o menos. O tienen negros o es que los escriben en trance. Luego están en todas partes, en saraos, en tertulias, en programas de televisión, con sus artículos en revistas y periódicos...
Sin embargo, joyas como La invención de Morel o como Baterbly el escribiente apenas superan el centenar de páginas y no precisan de más para ser obras mayores, maestras, fecundísimas en sus efectos en la literatura posterior.
Al igual que existen radiofórmulas, con canciones compuestas con el mismo patrón, así pasa con las novelas más vendidas. Parece que tienen unos ingredientes fijos, una elaboración prediseñada. Una idea para la trama y demasiada paja.
Por último, suerte a don Enrique con su nuevo libro, y a ver qué tal con su nuevo amiguito, Ray, que en esa foto del recorte del País parece que se está sacando un moco, el muy pillo, a ver dónde lo pega luego.
Ray Loriga se toma las cervezas en el mismo garito al que suelo ir yo, lo mismo un día aparecen juntos y hinco de hinojos para pedirle a Vila-Matas un enlace, aunque sea chiquito, chiquito como el moquito de Loriga.
El excelso Don Alonso Quijano quien sigue vendiendo sin necesidad de expositores llenos de colores y atractivas fotografrías...como se pasa usted con el Señor Loriga, no????
Je je je ...
Loriga y Nos tomamos las cervezas en el mismo Pub sita Plaza Mayor. Pero él es del Madrid. Yo soy del Patético de Madrid.
Nunca le pedí un autógrafo, ni le miré con esa especie de babosa estupefacción con que se mira al que se admira.
Soy muy discreto.
Llevaba a unas rubias estupendas, el señor Loriga.
Mientras que yo, con mi cigarrillo, manchaba con machadiana ceniza mis vestidos, todos mis anhelos, ¡ay!
Adicto que es uno a la guiness negra.
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