domingo, 14 de febrero de 2010

Tres rosas amarillas

Mi primer libro y tal vez único que he leido de Carver ha sido un préstamo de mi madrina: "las quieres de verdad o de mentira". Y yo mirando el título del libro, pregunté: "el qué, las espinas?"

Ella se compró el libro y yo lo he leído por recomendación (ver post infras).

Pero me ha costado terminarlo porque estamos de un exquisito hace un tiempo que no hay quien nos aguante. Ni la baronesa que vive un poco más abajo está tan fizna...

No adelanto el próximo libro. Tengo dudas...pero pueden votar...

Carver utiliza una técnica narrativa escueta y directa, carente de adornos estilísticos, minimalista (frases y párrafos cortos, pocos personajes, poca acción), de tono apagado y lineal (sin movimiento, intriga ni trama).

No es una descripción que induzca a su lectura, lo reconozco, pero ahí tienen a los Cohen con un oscar...

Como es práctica habitual (y de aquí que el relato no termine de gustarme), predomina la ausencia de final. Parece un cuadro que no ha terminado de ser pintado...



Los personajes son perdedores: alcohólicos, divorciados (los que más), personas llenas de vacío... Personas que rodean sus problemas en lugar de afrontarse a ellos, mirar de frente, tienen problemas de comunicación. Matrimonios acabados que no saben poner el fin, matrimonio acabados que una vez que ha puesto el fin no son capaces de romper el cordon que los unía y solo saben hacer frente al dolor provocándose más dolor...reproches, cómo afrontar una futura enfermedad...el desconocimiento hacia el otro a pesar de convivir ... hijos, madres..

Personas de papel que en realidad son como las personas anónimas que habitan las calles de una ciudad cualquiera.  

Tres rosas amarillas cierra el libro. Reconstrucción imaginaria de la muerte de Chejov lleno de una profunda carga emotiva cuando su mujer, Olga, pide al médico que la dejen pasar la noche con él; que ya habrá tiempo al día siguiente para los preparativos...

eso sí es amor...


7 comentarios:

Príncipe de ArroyoLuche dijo...

El relato Tres rosas amarillas lo tengo por ahí en el disco duro, así que tratándose sobre el gran Chejov, lo leeré con mucho gusto, ya le contaré...

Hilvanes y Retales dijo...

Ya que se pone, léase el libro entero y no solo el último cuento...

y ya me contará...

David Pérez Vega dijo...

Hola Hilvanes:
Lamento leer que no te ha gustado un libro que con tanto entusiasmo te recomendé.
Está claro que la experiencia como lector, o persona que aprecia el arte, de cada uno es un mundo.
Para mí “Tres rosas amarillas” es un hito en mi historia personal como lector.
He leído varias veces, por ejemplo, el relato “El elefante”, quizás mi relato favorito a nivel absoluto, y no dejo de encontrarle significados ni de emocionarme, qué más se puede decir sobre al expiación; o sobre las relaciones familiares que en “Cajas”; o sobre el miedo a la muerte.. Ese estilo escueto me resulta tan poético. No un cuadro pintado a medias, sino una intensa imagen que nos insinúa los bordes a los que siempre queremos asomarnos, siempre hay algo en Carver que se nos escapa… Diría incluso que su mirada ha cambiado la forma de acercarse al relato desde los últimos 30 años…

Bueno, espero que con tu próxima lectura tengas más suerte.
saludos

Hilvanes y Retales dijo...

Hola David;

No pensé que se leía ese poso entre mis líneas. El Príncipe se ha hecho con el libro al leer el post.

Quizá el comentario me ha salido un poco amargo.

Quizá no he leído el libro en las mejores condiciones de concentración: mientras comía bocadillos en un banco en mitad de la calle. Es cierto que me ha hecho compañía. Los días que he comido a la intemperie por no gastarme el dinero del menú, han sdio más llevaderos gracias al libro.

Pero me ha faltado profundizar en la lectura ya que ha sido muy entrecortada.

De todas formas, ya verás que soy una lectora poco conformista: siempre espero más. Son muy pocos los libros que salvo...es un defecto, a pesar de ser lo que más quiero.

Aún no sé que voy a empezar.

Estoy esperando la llamaaadaaaaa....!!!!

Príncipe de ArroyoLuche dijo...

Es bueno ser exigente con los libros, y es un defecto que yo tengo: poco criterio. Va en serio, suele gustarme todo, a todo le saco algo bueno -me suele pasar con las personas, y eso decía mi padre de mí-, sin embargo que me apasione de verdad, hay menos, en eso sí soy más exigente, en mis pasiones.
Ya llevo tres relatos, y por ahora me están gustando. Cajas, por ejemplo, que dice David que es uno de sus preferidos del libro, me parece un retrato muy vivo de las relaciones madre-hijo, pocos escritores bordan ese delicado tema sobre chantaje sentimental y culpa. A ver si después de de la cena leo otro par, a no ser que me lleven de cañas, por esto del fútbol...

Tomás A.G. dijo...

Hola Hilvanes, con mucho retraso leo esta entrada y, como David (y muchísimos otros), debo decir que el descubrimiento de Carver marcó el verdadero nacimiento de mi interés por la técnica literaria.
Recuerdo el primer cuento de Carver que leí, fue Vecinos. Aunque con posterioridad he leído otros que me gustan más, aún recuerdo el impacto que me produjo una historia tan extrañamente simple.

Hilvanes dijo...

Esa sensación, "el impacto que me produjo una historia tan extrañamente simple" es lo que siento yo cuando leo los relatos cortos de Martín Gaite.

Gracias por la aportación...