- (...)
Tío.- Dice que se ha tragado las piedrecitas y que se le traba la lengua de la emoción, pero que está dispuesto a todo.
Pelirrojo.- Oye ... ¿Es que ahora le traduces lo que habla?
Tío.- Sí. Pero cuando el párrafo es largo, le cobro una peseta.
Los ladrones somos gente honrada
Emiliano consulta el reloj de sol y hace un gesto de contrariedad.Cuatro corazones con freno y marcha atrás.
Emiliano.- Ese gallo va atrasado. (Coge uno de los fusiles del lanchón, se lo echa a la cara y dispara. Cae en escena un gallo muerto.)
Bremón.- ¿Qué pasa? ¿Qué haces?
Emiliano.- Parar el reloj, doctor, que no hay manera de hacer carrera con él; y después que me he pasado dos años amaestrándole para que dé las horas cuando las señale el rojo de sol que usted fabricó, resulta que el día que amanece nublado y nos falla el reloj de sol, nos falla el gallo. Y ya estoy harto ... (...) Con su permiso, voy a encender fuego para calentar agua yh poder desplumar el reloj. (Cogiendo el gallo). No digo que va a ser un almuerzo de los que den la hora, porque ya ha visto usted lo mal que la daba. Pero un arroz con gallo muerto siempre es una solución. Y como si yo no hiciera de ama de casa aquí no se almorzaría, ni se comería, ni se viviría ... Es decir, se viviría por aquello de que no podemos morirnos; pero lo que es porque nadie tenga ganas de vivir ...
Bremón.- Tan verdad es eso, que muchas veces he pensado que, de todos nosotros, el único capacitado para la inmortalidad eres tú, Emiliano.
2 comentarios:
Emiliano soy yo:
"Y como si yo no hiciera de ama de casa aquí no se almorzaría, ni se comería, ni se viviría ... "
Por cierto, ayer por Navidad comimos pollo -de corral, claro-, en pepitoria. Y no sé yo si era reloj también, porque desde entonces cada hora me suenan las tripas.
Permanentemente hambriento:
Emiliano. Inmortal.
Usted no es príncipe, es un gigante, y no un gigante cualquiera, sino el gigante Gargantúa... jejeje...
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