miércoles, 13 de febrero de 2008

De trastos, cajas, fotografías y cachivaches varios.

"¡Oh si llaga la imposibilidad de deshacer!"
Del Prólogo El Rastro.

Primer Post al El Rastro de Ramón Gómez de la Serna.

Me gusta la palabra cachivache.

Y me pregunto, ¿cuánto tienen nuestras casas de Rastro de ciudad? Me pierden las cajitas de cartón de dibujitos pero sobre todo, las de metal. De pequeña mi abuela me dio una pequeña cajita de la cual solo me gustaba su forma. Había sido una caja de medicinas. Antes se vendía, sino todas las medicinas, muchas de ellas, en pequeñas cajas de metal.

La cajita se perdió en alguna mudanza. Pero sigue en mis recuerdos.

Entre los libros guardo fotos, un reloj de bolsillo y alguna que otra caja donde guardo los puntos de lectura; unas extrañas copas de color rosa que compré el otro día a dos euros, un lapicero, ...

Construyendo el prólogo a El Rastro, Luis López Molina dice que “EL Rastro es un espacio ideal. Pero un ideal, más que una meta que se alcanza, es un camino que se recorre y al que no se le ve el final...”

Esto debió de ocurrirle a Ramón en su obsesión por el coleccionismo de estampas y cachivaches.

Su despacho estaba abigarrado de fotografías que recortaba de revistas y luego pegaba en sus paredes.

De sus visitas a los rastros de todas aquellas ciudades por donde pasaba, adquiría pisapapeles, muñecos de trapo, plumas, canicas, relojes, ... a su muerte su viuda realizó un inventario.

El paso del tiempo se acumula en los objetos. Es como una capa de polvo que va contando los segundos. Si observamos las cosas que acumulamos en nuestras casas, seguro que de todas ellas recordamos cuándo, dónde y cómo llegó a nuestras manos. Hasta puede que hagamos un pequeño repaso desde su entrada triunfal en nuestro hogar hasta el día en el cual nos quedemos absortos en la contemplación y nos demos entonces cuenta que está allí, y cual es la historia de nuestro objeto en la suma de los días.

"Las cosas del Rastro no son cosas de anticuario, carecen de ese orgullo, de ese valor hipócrita, de esa categoría completamente convencional, civil y arbitraria que adquieren las cosas en ese doloroso internado de las tiendas de antigüedades confortables, vanas, taimadas, cancerosas y sórdidas."

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo tengo, también, cajas... son de esas de zapatos. En ellas hay un poco de todo, pero de los muchos objetos que conservo en ellas, mayormente me detengo (y son la mayoría) en los pequeños y medianos trozos o pliegos de papel donde alguna vez anoté una cita, hice un garabato o un dibujo... o alguien lo hizo para mí.

Efectivamente, cada cosa y cada papel fija un punto, un momento de mi vida, y por esto, a pesar de su escaso (o ningún) valor material, las conservo.

Anónimo dijo...

No conocía esa faceta de Ramón, ni de tí tampoco, y ya veo que somos varios los que guardamos "trastos" como tesoros.
"El paso del tiempo se acumula en los objetos. Es como una capa de polvo que va contando los segundos." Lo es.
Me alegra ver que sigues rescatando a de la Serna.
Un fuerte abrazo

Joseba M. dijo...

Desde que hace años leí un librito de B.Atxaga, 'Henry Bengoa inventarium', le he dado mil vueltas al tema que te leo aquí del inventario en la muerte. El inventario, el auténtico diario, la biografía de uno repartida por una estancia, cosas que cuenta nuestra vida a retazos: una hoja donde se retuerce un poema, un posavasos de cierto club con dos teléfonos medio borrados, un bolígrafo de un remoto hotel... Y también las cosas bizarras que cada uno atesora: tus cajas de metal y mis litografías de escher, tus copas de colores, mis inútiles plumines...
Y sí, también las palabras que nos apropiamos... cachivache es un capricho, te felicito, modista.

Hilvanes y Retales dijo...

Otredad; Después del café, el único vicio que tengo es el diccionario. Despues de leer Mahanttan, donde aperecía la palabra Otredad, acudí al diccionario. EXISTE!!! y yo no lo sabía. Un buen nombre, si no es el mejor. Bueno, esto viene a que otra cosa que atesoro es, en una pequeña caja, monedas, porque tengo la esperanza de que algún día llegue a tener los 120 euros del María MOliner y llegar yo, toda chula, a la librería y poder decir: Un María MOliner.
Joseba; tus cachivaches son de mayor enjundia que los míos, litografías y plumines. Un cierta época todo el mundo me regalaba plumas, pero soy incapaz de escribir con ellas. Están en algún lugar guardadas. No sé pq dejeron de regalarmelas.

(Y si no me oye nadie, haceros saber que colecciono monederos. Para esto tampoco tengo explicación. El último es del viernes, y lleva tres chapas cosidas)

Wralp; cajas de zapatos, eso es reciclar. Tiene mérito pq las cajas de zapatos todo el mundo las tira, es como si las personas nos sintieramos culpables despues de comprar unos zapatos. Con toda la historia que podrían contar... por eso tus cachivaches también tienen más valor que los míos.

Besos a todos.

Anónimo dijo...

Hilvanes! Que conste que sigo pasando por aquí pero últimamente no tengo el tiempo que quisiera. ¿Gusto por los cachivaches? En mi casa también tenemos de eso; y mucho, aunque lo llamamos por su nombre: "horror vacui". Últimamente intento reformarme y las fotografías y pequeños detalles con los que los libros convivían dan paso a más y más libros. Lo primero es lo primero.
Besos