lunes, 14 de enero de 2008

Súbitamente el último verano

“Es que, estrictamente hablando, su vida era su ocupación. ... la vida de un poeta es su trabajo”

“Su hijo buscaba a Dios”

“Somos todos niños en un vasto jardín de infantes, procurando formar el nombre de Dios con letras de un rompecabezas que está equivocada”

Y como todas obras de Tennesse Williams, en Súbitamente el último verano, predomina la atmósfera de rencor y odio callado. Catherine es la única persona que conoce la verdadera causa de la muerte del hijo de la Señora Venable, pero ésta, no acepta que su hijo haya muerto en tales circunstancias. Para hacer callar a Catherine y que ésta termine diciendo la verdad, Venable contrata a un doctor que hará, mediante la aplicación de un método nuevo aún en pruebas, método que no es otra cosa que el uso de droga o sustancia similar; hará que diga solamente la verdad.

Y es que, el hijo que dedicó todos sus veranos a la entrega de su vocación, a la poesía, ha tenido una muerte ... habéis leído El Perfume?

Pues sí, es el mismo final, con lo cual yo tengo una duda. Imaginar cuál.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

No sé si estarás equivocada -viniendo de tí me arriesgaría a asegurar que no-,pero es que no he leído nada de Belén Gopegui. Falta de tiempo, no de ganas-que sobran siempre más que el tiempo-. Al igual que "Súbitamente el último verano", el cual me apunto.
Un fuerte abrazo

Hilvanes y Retales dijo...

Mañana te traeré una líneas de Belén. El día debería tener, al menos, tres horas más. O que la jornada laboral durara tres horas menos. Besos.