martes, 15 de enero de 2008

Manhattan.

Traigo a esta página dos visiones de Nueva York. La de Woody Allen y la editorial Tusquest que ha editado en papel sus guiones y libros en una colección bastante asequible. Y la de Carmiña Martín Gaite en su Visión de Nueva York. Este cuaderno que más que un cuaderno es una joya, nos trae a lo mejor de Calila, la hada Calida y su magia y sus ganas de vivir y su alegría.

  • “_ Posee una maravillosa otredad, sabes?. _ Una otredad._Una maravillosa capacidad negativa.”

  • “La había hecho desproporcionadamente romántica. No importaba cuál fuese la estación, para él era una ciudad en blanco y negro que vibraba al son de las grandes melodías de George Gerswin”.

  • “El talento es cosa de suerte. Psé. Yo creo que lo importante en la vida es el valor.”

  • “Escucha, te lo explicaré con un ejemplo. Si nosotros cuatro volvemos a casa paseando por el puente, y una persona se estuviera ahogando, ¿tendríamos valor, tendría alguno de nosotros valor para tirarse al agua helada y salvarla de la muerte?

  • “Pero nunca dije nada porque me consideré de algún modo insuficiente, que no resultaba en la cama, o que yo era lo bastante inteligente, que era poco atractiva físicamente. Pero te diré una cosa. Al final, resultó que él era un gusano.”


  • “Por qué vale la pena vivir? Es una buena pregunta”.



Escribía Ignacio Álvarez Vara a el libro de su vieja amiga:

“La fascinación de Calila fue absoluta en su primer viaje a Nueva York. Lo prueba de manera fehaciente este collage enciclopédico y múltiple de ahora, que nos ha reunido al cabo del tiempo. Los viajes a Estados Unidos acabaron siendo para ella no rutina pero sí habituales. A partir de la prematura muerte de la Torci, además, una especie de terapia salvadora. En los Estados Unidos Calila retomó el hilo de historias que apenas había pergeñado en España bastante tiempo antes. Allí acabó de coser los retales con los que pudo al cabo poner fin a El cuento de nunca acabar, un libro que le hizo sufrir más de lo que nadie cree y que yo bauticé como “el Neverending” no sin razón...”.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Qué manera de producir! Tres días me ausento y cuando vuelvo hay tres nuevos posts. No das tiempo al comentario, hija.

Mi visión de Manhattan es no tanto visión cuanto audición: the big apple es sobre y ante todo buena música de jazz y buenos musicales... En fin, es cuestión de sensibilidades.

Besotes.

Hilvanes y Retales dijo...

Yo de momento me quedo con Marlango, que son españoles y saben a noche negra de Mahattan. Aunque decantándome por alguien, lo hago por Charlie Parker.

Joseba M. dijo...

Sí, señora, me gustan Marlango, también Charlie y, también, Norah Jones, que es quien suena de fondo mientras descubro sus hilvanes. Me encanta esa palabra: «hilván»; se la escuchaba tanto a mi madre, pero con esa jota de extremeña, tan suya... jumo, jacha, jiguera...
Un placer.

Hilvanes y Retales dijo...

Hola Joseba, gracias por tu visita. HIlván, es una palabra que dice muchas cosas o evoca muchas cosas. Incluso la vida se va construyendo a base de hilvanes. Estos hilvanes han recibido tal nombre por una frase de Carmen Martín Gaite donde, precisamente, hablaba de su madre.